
una mañana en la que Augusto llegaba como de costumbre a revisar su maquina, se encontró con una hermosa mujer que esperaba que llegara la hora para tomar el tren
Augusto: buen día señorita... que la trae tan temprano por estos lados
Mujer: buenos días , espero a que salga el primer tren para Buga... porque tengo un compromiso pendiente.
Augusto: pues que afortunado soy de llevar a una mujer tan hermosa en mi maquina, yo soy el maquinista del tren que usted va a tomar.
Mujer: sonríe con nervios,
Augusto: ehhh. disculpeme, mi intención no es fastidiarla, solo era un halago, permitame presentarme, mi nombre es Augusto de Jesús Lopez Diaz y estaré muy complacido de llevarla a su destino
Mujer: gracias Augusto, mi nombre es Paulina y le agradezco su cordialidad.
Augusto: mujeres tan bellas como usted se lo merecen Paulina
Augusto: en menos de 10 minutos arrancamos, si desea puede ir tomando el asiento que se sienta mas cómoda.
Paulina: gracias, Augusto por lo que veo este viaje va a ser diferente a los que he tomado
Augusto: pues así sera...
Augusto se dirige hacia la cabina del tren e inicia la marcha, cuando llevan aproximadamente 2 horas de viaje, Paulina se pone de pie y camina hacia la cabina.
Paulina: Augusto!!
Augusto: si! en que puedo ayudarte?
Paulina: le voy a confesar que usted me pareció una persona muy agradable, amable y puedo notar que tiene un gran corazón.
Augusto: me esta intimidando, no me heche tantas flores.
Paulina: no son flores, son realidades.
Paulina: le voy a dejar la dirección de mi casa, ahí podrá encontrarme y yo se que en la estación puedo encontrarlo a usted.
Paulina de devuelve a su asiento y Augusto continua en la cabina
en el momento de hacer una parada en la estación de Buga, Paulina se baja del tren y Augusto la pierde de vista.